El día que Peter Parker se fumó un porro con Robby Krieger
La
historia es así, después de una larga y agotadora jornada como fotógrafo
freelance, Peter Parker se sube a su
Chevy Van, tira la mochila con la
cámara y el traje en la parte de atrás y prende la radio. Se queda sentado con
las manos en el volante pensando que no tiene un puto mango, que el hijo de
puta de J.J. Jameson lo exprime como
un limón, que no sabe si meterle mano a Mary
Jane o a Felicia Hardy, que la
pobre vieja May no cobro la
jubilación, que los maniáticos con superpoderes o trajes raros de la ciudad lo
quieren cagar a trompadas, que no llega a tiempo para rendir un final … y entre
tantos pensamientos angustiantes, mientras le cae una gota desde la frente, se
da cuenta que lo que está sonando en la radio son los Doors. Más precisamente está sonando RoadHouse Blues.